- Así era, sí, señor -dijo Hagrid.
- Buena varita. Pero supongo que la partieron en dos cuando lo expulsaron -dijo el señor Ollivander, súbitamente severo.
- Eh..., sí, eso hicieron, sí -respondió Hagrid, arrastrando los pies-. Sin embargo, todavía tengo los pedazos -añadió con vivacidad.
- Pero no los utiliza, ¿verdad? -preguntó en tono severo.
- Oh, no, señor -dijo Hagrid rápidamente. Harry se dio cuenta de que sujetaba con fuerza su paraguas rosado.
Treebol.
Hagrid habría sido un gran mago, un poco patoso tal vez, pero un gran mago.
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Si. Que pena que no tuviese su oportunidad...
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